Volver a Los Chohanes

♦ Hilarión, chohán del 5o. rayo

 

Hilarión es el del quinto rayo de la curación y la verdad. Es el jerarca del que está en el , cerca de Creta, en Grecia.

Hilarión fue el sumo sacerdote del Templo de la Verdad en la y transportó la llama de la Verdad junto con los artefactos del Templo a Grecia poco antes del hundimiento del continente. El foco de la Verdad que él estableció se convirtió en el punto de concentración de los Oráculos de Delfos, mensajeros de la Verdad que prestaron servicio bajo la dirección de Palas Atenea durante cientos de años, hasta que sacerdotes negros penetraron en la Orden de Delfos y pervirtieron la Verdad que se había traído. La Hermandad entonces retiró este servicio a la humanidad encarnada, puesto que la gente era incapaz de distinguir entre la Verdad y el error.

Hilarión encarnó después como Saulo de Tarso, que se convirtió en el Pablo. Hilarión ha recordado para nosotros su encuentro con el Cristo en aquella encarnación: “ el lo llamábamos, y él nos llamaba como os llama a vosotros hoy día. Revivo los recuerdos de su venida a mí, otorgándome poder con su . Sin embargo, primero me humilló en aquel camino a Damasco, la humillación que tanto necesitaba para poder inclinarme ante mi propia llama Crística que él me reveló, al igual que me dio la clave para la meditación en esa llama para que pudiera seguir sus pasos en el quinto rayo de la ciencia, la curación, el apostolado y la prédica de la Palabra.

Con frecuencia me sentía como las manos, los pies y el corazón de , luchando con las espirales descendentes de la Tierra con su ateísmo, su agnosticismo, su orgullo espiritual y su rencor contra los profetas y el Santo de Dios, que había estado hacía tan poco tiempo entre nosotros. Pero entretanto recordaba que yo había formado parte de ellos. Haber sido tan orgulloso y tan deliberado contra la voluntad de Dios grabó en mi memoria para siempre la indefensión que todos tenemos como instrumentos de Dios. Pero el gran otorgamiento de poder de la Palabra llega, amados míos, en la hora de la conversión. No es en la hora del llamado, sino en la hora de la conversión cuando el alma responde con algo profundo. Es el fluir, es el dar, es la entrega cuando, como Él dijo, "dura cosa te es dar coces contra el aguijón...

Mi alma Lo conocía de antaño y trajo a mi mente exterior la memoria del voto interior. No era la primera vez que veía al Señor Cristo. Lo había visto antes de encarnar, y sin embargo tenía que resolver ese orgullo, ese en el quinto rayo de mucho aprendizaje, mucho estudio y una superioridad en la posición social e intelectual que tenía comparado con los primeros cristianos. Y así, mi propio karma que teñía encima era lo que me hacía resistirme a la llamada.

Mi Señor me persiguió mientras realizaba mi viaje por el camino a Damasco. Sí, amados, fui cegado, no por su luz sino por mi pecado y la alquimia de su luz penetrando en el registro del pecado en mi ser. Así, fui cambiado, convertido por el Espíritu del Señor en la plena manifestación de Jesucristo sobre mí.

Durante un período después de su conversión a Cristo, Pablo se retiró al desierto de Arabia. En Gálatas 1:16-18, Pablo escribe: “No consulté con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén”.

Los comentaristas han especulado a menudo sobre lo que hizo Pablo durante su estancia en el desierto. Hilarión ha explicado que Jesús lo llevó “con otros a su retiro sobre Tierra Santa y en Arabia. He estado allí y he aprendido de él. Y eso fue mi estancia en el desierto, en meditación con él, llevado como estaba en mis cuerpos sutiles y preparado directamente de corazón a corazón”.

Puesto que en esa vida el apóstol Pablo había consentido el apedreamiento de san Esteban (el primer mártir cristiano) y había perseguido activamente y matado cristianos, no ascendió al final de esa vida. Cuando se mata en una encarnación con frecuencia se necesita otra para saldar ese karma. El maestro ascendido Hilarión explicó por qué debió encarnar otra vez antes de ascender:

Recordad, pues, que nosotros, los apóstoles de Cristo, vinimos bajo la dispensación de la Ley que exigía que la persona saldara el cien por cien de su karma antes de que el alma pudiera entrar en la ascensión en la luz.  Así, tenía la exigencia de expiar en mi vida del apóstol Pablo, y en la siguiente como san Hilarión, los pecados que había cometido antes de recibir a mi Señor.

Jesús, que elevó a Pablo como su apóstol, lo patrocinó en una última encarnación como san Hilarión (aprox. de 290 a 372 d.C.), fundador del monacato en Palestina.

Hilarión pasó veinte años en el desierto preparándose para su misión y sólo entonces obró su primer milagro: con Dios obrando a través de él, curó a una mujer de esterilidad capacitándola para tener un hijo. Desde ese día en adelante, llevó a cabo un ministerio de curación.

Curó a unos niños de fiebre invocando el nombre de Jesús, curó parálisis y expulsó muchos demonios. Las muchedumbres se agrupaban para ser curadas de enfermedades y de espíritus inmundos. Le seguían hasta los lugares más desolados y remotos. Él intentó esconderse muchas veces, pero siempre lo encontraban, obligándole a seguir su verdadero llamado, por el amor de Jesús.

Jerónimo, cuya biografía del santo provee la mayoría de la información que tenemos sobre él, escribe: “La frecuencia de sus señales en Sicilia atrajo a hombres enfermos y religiosos en multitud, y uno de los principales fue curado de hidropesía el mismo día en que llegó, y ofreció a Hilarión regalos sin límite. Pero obedeció al Salvador diciendo: ‘De gracia recibisteis, dad de gracia’”.

Habiendo ocurrido un gran terremoto, el mar amenazaba con destruir el pueblo. Según Jerónimo, “el mar rebasó sus límites; y como si Dios estuviera amenazando con otro diluvio, o todo estuviera volviendo al caos primordial, los barcos fueron arrastrados hasta empinadas rocas y allí colgados”. Los habitantes, viendo estas montañas de agua acercarse a la orilla, corrieron a llamar a Hilarión y, “como si lo llevaran a una batalla, le pusieron en la orilla. Y cuando hubo trazado tres señales de la cruz sobre la arena y extendido sus manos contra las olas, parecía increíble a qué altura el mar se hinchó y se detuvo ante él. Entonces, embravecido y como si indignado por la barrera, se retiró poco a poco”.

Hacia el final de su vida, el santo de la gente, porque lo habían declarado de ellos, se retiró a un lugar en Chipre tan remoto que estaba convencido de que nadie lo encontraría. Incluso era un lugar encantado; pensó que la gente tendría miedo de acercarse. Pero un paralítico se las arregló para arrastrarse hasta allá, encontró a Hilarión, fue curado y corrió la voz.

Y así fue que el santo terminó sus días en aquel valle, con mucha gente yendo a verle. Después de que falleciera, sus seguidores lo enterraron allí, como él deseaba, pero a los varios meses su discípulo más íntimo, Hesiquio, lo desenterró de la tumba en secreto y llevó el cuerpo a Palestina.

El maestro ascendido Hilarión nos contó una revelación que recibió en su última encarnación física en la Tierra como el gran sanador y ermitaño de los desiertos de Palestina y Chipre:

¡YO SOY Hilarión! ¡He caminado en los lugares desiertos! Me he refugiado en el desierto de la vida, pero las multitudes me persiguieron en el desierto cuando viví mi última encarnación como Hilarión. Venían buscando la fuente curativa; venían buscando amor. Aunque yo me retiraba, ellos me seguían. Y así, el Señor me dijo que el don de la Verdad y de la curación es sólo para compartir, sólo para regalarlo.

Hilarión tenía el don de la curación de manera abundante. Los sanadores grandes y verdaderos de la humanidad, los que pueden llevar a las almas al punto de resolución y plenitud con el toque de la mano o una simple orden, “¡sé sano!”, son enviados por Dios. La marca de identidad del verdadero sanador es que camina a la sombra de su poderosa , que es humilde ante Dios y el hombre y que da toda la gloria a Dios por las obras que Dios realiza a través de él, sabiendo que no es más que un instrumento del . Estos santos de Dios se mantienen en un segundo plano y no dicen que poseen el don de la curación.

La melodía “Onward, Christian Soldiers” (Adelante soldados cristianos) se puede poner para atraer la radiación de Hilarión a nuestro mundo. A través de esta música podemos sentir hoy el mismo fervor y celo que hizo posible que Pablo, hace dos mil años, inspirara a los primeros cristianos a establecer la Iglesia de Cristo en Asia Menor y después por todo el mundo conocido. Él nos infunde el valor necesario para que realicemos nuestra misión hoy, con estas palabras:

¡Así, os digo, apóstoles del Altísimo, poneos en camino! El cambio de campos energéticos, el cambio de botas es lo que causa el temblor en las rodillas. ¡Levantaos y poneos manos a la obra, os digo! ¡Izquierda, derecha, izquierda, derecha, dad otro paso, avanzad! Descubriréis lo que Dios quiere que hagáis. ¡No hace falta sentarse a pensar! Hay trabajo, trabajo en la acción del Espíritu Santo. Está la alegría del servicio que es verdadera hermandad y verdadera comunidad.

Descubrid lo que Dios desea que averigüéis sobre vosotros mismos sumergiéndoos en el gran flujo cósmico, el flujo continuo de servicio. Descubrid qué es la enseñanza viviendo la enseñanza. Y descubrid lo que tenemos para vosotros, en Creta, como nuestra tarea como representantes de la Verdad.

La Hermandad de la Verdad en el retiro de Hilarión, sobre Creta, utiliza la llama de la curación, la ciencia y la constancia concentrada allí. Trabajan con los que se han quedado desilusionados con la vida y la religión y con el prójimo que ha representado mal o que ha malinterpretado la Verdad, y por eso se han vuelto ateos, agnósticos o escépticos. Los Hermanos de Creta también trabajan con médicos y científicos para ayudarlos en sus investigaciones. Usted puede llamar a Hilarión pidiendo curación y plenitud, la conversión de las almas y que la verdad sea expuesta en los medios de comunicación.

 

© Summit University Press

 

Master Dear, Hilarion

Master Dear, Hilarion

 

To thee, dear Hilarion
And thy blest retreat

In the realms etheric
O’er the Isle of Crete

We, in deepest gratitude
Send our love to all

For God’s Flame of Truth eternal
Blazing at our call.

 

 

 

Deep within the heart of its Presence
All great powers unite

To now give earth’s children
Vict’ry in the Light.

 

 

 

In thy Love, Hilarion
Enfold all our youth

Ever hold these dear ones
In thy Flame of Truth.

They’re the hope of God’s new day
Make them firm and strong

To uphold God’s gift of freedom
Praise his name in song.

 

 

 

Patiently, and in thy great wisdon
Help us now to unveil

This one truth eternal
God’s Light cannot fail.

 

 

 

Master dear, Hilarion
In thy name we send

Help to the agnostics
Skeptics now befriend.

Atheists, too, need thy love
Let thy flame expand

In the heart of all our people
’Til each one shall stand.

 

 

 

Ever God’s divine plan revealing
Here naught else can abide

When God’s truth and freedom
Rule earth side by side.

 

 

 

© The Summit Lighthouse

 

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(tibetano: “señor, maestro”; un jefe). Cada uno de los siete rayos tiene un chohán en quien se concentra la conciencia crística del rayo, la ley del rayo que rige su recto uso en el hombre. Habiendo personificado y demostrado esta ley del rayo a lo largo de numerosas encarnaciones, y habiendo pasado iniciaciones tanto antes como después de la ascensión, el candidato es nombrado para ocupar el cargo de chohán por el Maha Chohán (el) “Gran Señor”, que es a su vez el representante del Espíritu Santo en todos los rayos. Para los nombres de los chohanes de los rayos (maestros ascendidos que representan uno de los siete rayos para las evoluciones de la tierra) y la ubicación de sus focos físicos/etéricos, véase Tabla de los ocho rayos . Maha Chohan significa Gran Señor (sánscrito maha: “gran, poderoso, fuerte, abundante”; chohan: “Un Señor o Maestro. Un alto adepto. Un iniciado que ha tomado más iniciaciones que las cinco iniciaciones mayores que hacen de un hombre un ‘Maestro de la Sabiduría’” (Alice A. Bailey, A treatise on cosmic fire, p. 66, n. 24). “Un término Rajput usado por escritores indios para denotar un alto rango espiritual” (Christmas Humphreys, A popular dictionary of Buddhism, p. 57). “Chief, Cho-Khan, ‘Rock of Ages’” (The Mahatma Letters to A.P. Sinnett from the Mahatmas M. & K.H., índice, p. 9). H.P. Blavatsky describió a los Chohanes como: “Los siete Poderosos Seres que, habiendo pasado la Sexta Iniciación, tienen el poder de focalizar dentro de ellos mismos las Corrientes de los Rayos o Atributos de la conciencia logoica” (La doctrina secreta). Chohan puede estar relacionado con el tibetano chos (pronunciado chö), que significa dharma, doctrina religiosa o religión, especialmente la doctrina del Buda. En un sentido general, el significado de chos abarca todos los fenómenos, la materia y el conocimiento de las cosas mundanas y espirituales. La palabra tibetana jo-bo (pronunciada chö), significa señor o maestro, Buda o la imagen de Buda. La palabra mongola khan o qan (pronunciada hahn) también significa señor, gobernante, emperador o rey. El tibetano chos-mkhan (pronunciado chi-ken o cho-ken) significa el que practica o es hábil en el dharma. [ECP, Saint Germain: Prophecy to the Nations, libro 1, p. 229.]
En la Atlántida, donde la Madre María fue sacerdotisa y alimentaba los fuegos color esmeralda del quinto rayo.

El reino de los cielos. El plano más elevado en la dimensión de la Materia; plano tan concreto y real (y más todavía) que el plano físico pero que se experimenta a través de los sentidos del alma en una dimensión y una conciencia más allá de la percepción física. El plano en que los registros akáshicos de la evolución completa de la humanidad se plasman individual y colectivamente. Es el mundo de los maestros ascendidos y sus retiros, ciudades etéricas de luz donde las almas de un orden mayor de evolución moran entre una encarnación y otra. Es el plano de la realidad libre de la sociedad sórdida, pecaminosa y enferma que los hombres y los demonios han conformado en los planos terrenales. Aquí la era de oro está en curso. El Amor es la plenitud de la Presencia de Dios por doquier, y los ángeles y los elementales, junto con los niños de Dios, sirven en armonía para manifestar el reino del Cristo en la Era Universal, por los siglos de los siglos. Como tal, es el plano de transición entre los reinos terrenal/celestial y el reino de Dios, el Espíritu, o Absoluto.

     El plano etérico inferior se traslapa con los cinturones astral, mental y físico. Está contaminado por estos mundos inferiores ocupados por la falsa jerarquía y la conciencia de masas que ésta controla, incluidas sus matrices y emociones (inglés: e-motions = energies in motion, “energías en movimiento”).

El continente isla que se encontraba donde ahora está el océano Atlántico y que se hundió en el cataclismo conocido como el Diluvio de Noé, hace aproximadamente 11,600 años, según cálculos de James Churchward. Platón la describió vívidamente; Edgar Cayce la “vio” y la describió en sus lecturas; Taylor Caldwell la rememora en algunos pasajes de La leyenda de la Atlántida; Otto Muck, fallecido científico alemán, la exploró científicamente y la autentificó, estableciendo la hora y la fecha de su destrucción (por un asteroide que se impactó en el Triángulo de las Bermudas con una fuerza equivalente a treinta mil bombas de hidrógeno), ¡a las 8 pm del 5 de junio de 8498 a.C.! En sus diálogos Platón cuenta que en “la isla de la Atlántida había un gran y maravilloso imperio” que regía África hasta Egipto, Europa hasta Italia y “partes del continente” (se piensa que es una referencia a América, específicamente a América Central, Perú y el valle del Mississippi). Se ha postulado que la Atlántida y las pequeñas islas que la bordeaban al este y al oeste formaban un puente de tierra continuo que iba de América a Europa y África.


Mapa de la Atlántida de W. Scott-Elliot entre 80,000 A.C.y su hundimiento final.

 

 

“El enviado en una misión."
El maestro ascendido Jesucristo . El avatar de la era de Piscis; la encarnación de la Palabra, el Cristo Universal; el ejemplo de conciencia crística que los hijos de Dios tendrían que haber manifestado durante la dispensación de dos mil años de la era de Piscis; aquel que manifestó la plenitud del Ser Crístico y que por tanto fue llamado Jesús el Cristo. Vino para revelar el Ser Crístico individual a la humanidad entera y para demostrar las obras del Padre (la Presencia YO SOY) que Sus hijos e hijas pueden realizar en y a través de la llama del Ser Crístico o Yo Crístico individual. Jesús ocupa el cargo de Instructor del Mundo en la jerarquía, que comparte con el maestro ascendido Kuthumi, quien estuvo encarnado como san Francisco. El retiro de Jesús es el Templo de la Resurrección, ubicado en el reino etérico sobre Tierra Santa. También presta su servicio en el Retiro Árabe, en el desierto de Arabia, al noreste del Mar Rojo. Véase “Jesucristo y Saint Germain vienen a señalar el camino en la era de Acuario”, en Alquimia II.

(griego: Christos, “ungido”). Mesías (hebreo y arameo: “ungido”); “el Ungido”, aquel que es investido e infundido o ungido de la luz (el Hijo) de Dios. La Palabra, el Logos, la Segunda Persona de la Trinidad: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad… Aquél era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene al mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él y el mundo no le conoció.” En la Trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Shiva, el término “Cristo” corresponde a la encarnación de Vishnu, el Preservador; avatara, hombre Dios, el que despeja la oscuridad, guru.

     El Cristo Universal es el mediador entre los planos del Espíritu y los planos de la Materia; personificado como el Santo Ser Crístico, es el mediador entre el Espíritu de Dios y el alma del hombre. El Cristo Universal sostiene el nexo (el flujo en forma de ocho) de la conciencia a través del cual las energías del Padre (Espíritu) pasan a sus hijos para la cristalización (inglés: Christ-realization: realización crística) de la Llama de Dios por el esfuerzo de su alma en el vientre cósmico (la matriz) de la Madre (Materia). A este proceso se le llama materialización (inglés: Mater-realization: realización en la Materia), “El Descenso”. El proceso por el cual las energías de la Madre aglutinadas en el alma pasan a través del nexo de la conciencia crística hacia el Padre es la aceleración llamada espiritualización (inglés: Spirit-realization: realización en el Espíritu), “El Ascenso”. Otro nombre que se le da al proceso mediante el cual la energía del alma regresa de la Materia al Espíritu es sublimación (inglés: sublimation: sublime action: acción sublime) o transmutación. Siendo ya una con el Hijo, el alma experimenta la consumación de este proceso como la ascensión, la unión con el Espíritu de la Presencia YO SOY, el Padre. La ascensión es el cumplimiento en el cielo de la promesa de Jesús en la tierra: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros… El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.”

     La fusión de las energías de la polaridad positiva y negativa de la Divinidad en la creación ocurre a través del Cristo Universal, el Logos sin el cual “nada de lo que es fue hecho”. El flujo de luz del macrocosmos hacia el microcosmos, del Espíritu (la Presencia YO SOY) al alma y de regreso siguiendo la espiral en forma de ocho, se cumple a través de este bendito Mediador que es Cristo, el SEÑOR, la verdadera encarnación del YO SOY EL QUE YO SOY. Ya que Jesús es esa Palabra encarnada, puede decir: “El YO SOY es [el YO SOY en mí es] la Puerta Abierta [al cielo y a la tierra] que ningún hombre puede cerrar”, y “Todo el Poder me es dado [a través del YO SOY en mí] en el cielo y en la tierra”, y también “He aquí, YO SOY [el YO SOY en mí está] vivo por siempre –como Arriba, así abajo– y tiene las llaves del reino de los cielos y las llaves de la muerte y el infierno, y a quienquiera que el Padre quiera yo se las doy, y son dadas en su nombre”. Esto que aún hoy afirma el maestro ascendido Jesucristo también lo afirma para nosotros nuestro Santo Ser Crístico. Así, el Cristo Universal del Hijo único y de los muchos efectivamente mediatiza la Presencia del YO SOY hacia nosotros a través de nuestro propio y amado Santo Ser Crístico. Ésta es la verdadera comunión con el Cristo Cósmico cuyo Cuerpo (Conciencia) fue “partido”, compartido, individualizado para cada hijo del corazón del Padre. Los Hijos de Dios son depositarios de la Máxima Luz para los que aún son criaturitas en Cristo.

     El término “Cristo” o “ungido del Cristo” también denota un cargo en la jerarquía que ocupan los que han alcanzado la automaestría en los siete rayos y los siete chakras del Espíritu Santo. La maestría crística incluye equilibrar la llama trina (los atributos divinos de poder, sabiduría y amor) para la armonización de la conciencia y la implementación de la maestría de los siete rayos en los chakras y en los cuatro cuerpos inferiores mediante la Llama de la Madre (la kundalini elevada). En la hora designada para la ascensión, el alma así ungida eleva la espiral de la llama trina desde abajo de los pies, pasando por toda la forma, para la transmutación de todo átomo y célula de su ser, conciencia y mundo. La saturación y la aceleración de los cuatro cuerpos inferiores y el alma mediante esta luz transfiguradora de la llama crística ocurre en parte durante la iniciación de la transfiguración, se incrementa con la resurrección y adquiere plena intensidad durante el ritual de la ascensión.

     El Ser Crístico individual, el Cristo personal, es el iniciador de toda alma viviente. Cuando el individuo pasa estas diversas iniciaciones en el sendero de la cristeidad, incluyendo “dar muerte al morador del umbral”, se gana el derecho a que se le llame ungido del Cristo así como hijo o hija de Dios. Hay quienes, en eras pasadas, se ganaron semejante título y comprometieron esa culminación o no lograron manifestarla en encarnaciones subsiguientes. En esta era el Logos los requiere para que manifiesten su maestría divina interna y la perfeccionen en el plano físico mientras están en encarnación física. Por lo tanto, para asistir a los hijos e hijas de Dios en hacer que su manifestación sea conmensurable con su luz interior, los maestros de la Gran Hermandad Blanca han dado sus enseñanzas a través de los maestros ascendidos y de sus mensajeros en este siglo [XX]. Y Saint Germain fundó la Fraternidad de Guardianes de la Llama, a través de la cual envía lecciones mensuales graduadas a los miembros de esta orden, dedicada a guardar la llama de la Vida en todo el mundo. Antes de pasar con éxito las iniciaciones del discipulado, se hace referencia al individuo como hijito de Dios, en contraste con el término “Hijo de Dios”, que denota la plena cristeidad, en la cual el alma, en y como Hijo del hombre, se ha fundido en el Hijo de Dios siguiendo el ejemplo de Jesucristo.

     Con la expansión de la conciencia crística, el ungido del Cristo avanza para alcanzar la realización de la conciencia crística en el nivel planetario y es capaz de sostener el equilibrio de la llama crística para las evoluciones del planeta. Cuando logra esto, asiste a los miembros de la jerarquía celestial que prestan su servicio en el cargo de Instructores del Mundo y al Cristo planetario. Véase Gráfica de tu Ser Divino, Jesús.

Juan 1:1-4; 14:20, 23. Cf. Apocalipsis 3:8; Mateo 28:18; Apocalipsis 1:18

La Palabra es el Logos, el poder de Dios y la realización de ese poder encarnado en y como el Cristo. Los devotos del Logos liberan las energías de la Palabra en el ritual de la ciencia de la Palabra hablada. Es a través de la Palabra como el Dios Padre-Madre se comunica con la humanidad. El Cristo es la personificación de la Palabra. Véase Cristo, decreto.

Junto con Amazonia, Elohim del primer rayo, el rayo del poder, la fe y la voluntad de Dios. El aura de ambos está cargada de relámpago azul y posee una capa envolvente de intenso color rosa.

Véase Elohim, Tabla de los ocho rayos .

(sánscrito: “acto, acción, obra”). El karma es energía/conciencia en acción; la ley de causa y efecto y retribución. Llamada también ley del círculo, que decreta que cualquier cosa que hagamos completará un círculo y regresará a nuestra puerta para resolución. Pablo dijo: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Newton observó: “Para toda acción hay una reacción igual y opuesta.” La ley del karma requiere que el alma reencarne hasta que todos los ciclos kármicos se hayan saldado. Así, de una vida a la siguiente el hombre determina su destino por sus acciones, incluyendo sus pensamientos, sentimientos, palabras y obras. Saint Germain enseña el sendero acelerado de la transmutación del karma con la llama violeta del Espíritu Santo y trascendiendo las rondas de renacimiento a través del sendero de la cristeidad individual que conduce a la ascensión demostrada por Jesús.

Gálatas 6:7

El YO SOY EL QUE YO SOY (Éxodo 3:13-15), la presencia individualizada de Dios que es el foco de cada alma. La identidad divina del individuo; la Mónada Divina; la Fuente individual; el Padre. El origen del alma que se focaliza en los planos del Espíritu, justo arriba de la forma física; la personificación de la Llama de Dios para el individuo. Véase Gráfica de tu Ser Divino.

La Tercera Persona de la Trinidad; la omnipresencia de Dios; las lenguas hendidas de fuego que focalizan a Dios Padre-Madre, también llamado el fuego sagrado; las energías de Vida que animan a un cosmos. En la Trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Shiva, el Espíritu Santo corresponde a Shiva, conocido como el Destructor-Liberador porque su amor que todo lo consume, cuando se invoca en los planos de la Materia, ata a las fuerzas del mal y transmuta la causa y el efecto de las creaciones erróneas de los hombres, liberándolos de la prisión de su karma y de los seres oscuros que la habitan. El prana es la esencia del Espíritu Santo que ingerimos con el aliento del fuego sagrado a través de los chakras para nutrir a los cuatro cuerpos inferiores. El Espíritu Santo es el foco del equilibrio del Dios Padre-Madre en el núcleo de fuego blanco del ser. El exorcismo de los espíritus malignos y de las entidades impuras se realiza mediante el fuego sagrado del Espíritu Santo, en el nombre del Cristo y del YO SOY EL QUE YO SOY. Los nueve dones del Espíritu Santo son poderes que se otorgan a los siervos del Señor para atar a la muerte y el infierno y realizar Sus obras en la tierra.

La Persona y la Llama del Espíritu Santo es el Consolador que Jesús prometió que vendría cuando nuestro Señor nos dejara –a iluminarnos, a instruirnos y a hacernos recordar todas las cosas que el amado Jesús nos ha enseñado, tanto en la tierra como en el cielo. Cada vez que un hijo o hija de Dios asciende a la Presencia del YO SOY EL QUE YO SOY, el Espíritu Santo desciende para llenar el vacío y magnificar la Presencia del Señor en la tierra. Es éste el ritual del descenso del Espíritu Santo prometido por Jesús a sus discípulos cuando el Maestro dijo: “Permaneced en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis dotados del poder de las alturas”, cosa que ocurrió en Pentecostés después del ascenso de Jesús al cielo.

El representante de la llama del Espíritu Santo para las evoluciones de la tierra es el maestro ascendido que ocupa el cargo de Maha Chohán . El Espíritu Santo es la Personalidad Impersonal de la Divinidad y está ubicada en el lado occidental de la Ciudad Cuadrangular. Véase Gráfica de tu Ser Divino.

1 Corintios 12:4-11; Juan 14:16, 26; 16:7; Lucas 24:49, 51; Marcos 16-19; Hechos 2:1-4