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♦ Alfa y Omega, Dios Padre-Madre

Alfa es la más alta manifestación de Dios en el . Su complemento es Omega, la personificación de la llama divina como . se refirió a ellos en el Apocalipsis como “El Principio y el Fin”. Juntos concentran el principio y el fin de todos los ciclos de la vida. Gobiernan en el centro del en la y supervisan directamente a las .

Para las evoluciones de este sistema de mundos, Alfa y Omega representan al Dios Padre-Madre en el corazón del Gran Sol Central, en el primer y séptimo s respectivamente. Estas son la más alta individualización conocida de la polaridad masculina y femenina de la Deidad.

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Alfa, la personificación de la llama divina como Padre en el núcleo de la conciencia que llamamos vida, ha dicho:

Yo estoy [I AM] en el corazón del Padre Nuestro, por esta razón le di esta plegaria a mi Hijo.

 

I AM Lord’s Prayer
 

Our Father who art in heaven,

Hallowed be thy name, I AM.

I AM thy Kingdom come

I AM thy Will being done

I AM on earth even as I AM in heaven

I AM giving this day daily bread to all

I AM forgiving all Life this day
even as I AM also all Life forgiving me

I AM leading all men away from temptation

I AM delivering all men from every evil condition

I AM the Kingdom

I AM the Power

and I AM the Glory of God in eternal, immortal manifestation

All this I AM.

 

El Padre Nuestro YO SOY
 

Padre nuestro, que estás en los Cielos,

santificado sea Tu nombre, YO SOY.

YO SOY tu reino venido

YO SOY tu voluntad cumpliéndose

YO SOY en la Tierra como YO SOY en el Cielo

YO SOY el que da hoy el pan de cada día a todos

YO SOY el que perdona a toda la Vida hoy,
tal como YO SOY también toda Vida perdonándome

YO SOY el que aparta a todo hombre de la tentación

YO SOY el que libra a todo hombre de toda condición perniciosa

YO SOY el Reino

YO SOY el Poder

y YO SOY la Gloria de Dios en eterna e inmortal manifestación

Todo esto YO SOY.

 

© Church Universal and Triumphant

 

The Lord's Prayer

 

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Como hemos declarado: en vuestro corazón y vuestra mente escribiremos nuestra ley. La Ley de Dios, la Ley de adoración se refleja en las palabras ‘’ [YO SOY]. Porque yo, Alfa, soy el que significa la fuente, el número 1 y la palabra ‘I’ [YO]. Omega, mi bienamada, representa el ‘AM’, y por ello se le llama ‘Ah-m-ega’.

I / Amega —el principio y el fin— declara que las palpitantes corrientes de vida mediante las cuales se crea todo el son una ayuda extraordinaria para compartir nuestro amor con todos los sistemas de mundos y aglutinarlos en una gran unidad divina de felicidad y solicitud eternas.

flor-nomeolvides-arAunque Alfa y Omega son los miembros de más alto rango de la en nuestro universo, también son los más humildes. Su llama está representada en la flor nomeolvides, pues son la más humilde de todas las manifestaciones de la Divinidad y por ende los más dignos de gobernar.

© Summit University Press

 

This is my Father's and my Mother's world

 

This is my Father's and my Mother's World

A Song to Beloved Alpha and Omega

 

This is my Father's world
And to my list'ning ears

All nature sings and 'round me rings
The music of the spheres.

This is my Mother's world
I rest me in the thought

Of rocks and trees, of skies and seas
Their hands the wonders wrought.

 

This is my Father's world
The birds their carols raise

The morning light, the lily white
Declare their Maker's praise.

This is my Mother's world
They shine in all that's fair

In the rustling grass I hear them pass
They speak to me everywhere.

 

This is my Father's world
Ο let me ne'er forget

That though the wrong seems oft so strong
God is the ruler yet.

This is my Mother's world
Why should my heart be sad?

The Lord is King—let the heavens ring
God reigns—let earth be glad!

 

Éste es el mundo de mi Padre y de mi Madre

Canto a los amados Alfa y Omega

 

Éste es el mundo de mi Padre
Y a mis oídos que escuchan

Toda la naturaleza canta y alrededor de mí
suena la música de las esferas.

Éste es el mundo de mi Madre
Me detengo en el pensamiento

de rocas y árboles, de cielos y mares
las maravillas que sus manos forjaron.

 

Éste es el mundo de mi Padre
Los pájaros elevan sus gorjeos

La luz de la mañana, el lirio blanco
declaran su alabanza a su Creador.

Éste es el mundo de mi Madre
brillan en todo lo que es bello

En la yerba susurrante los oigo pasar
Me hablan en todo lugar.

 

Éste es el mundo de mi Padre
Oh, no permitáis que olvide nunca

que aunque lo malo suele parecer tan fuerte
Dios sigue siendo el soberano.

Éste es el mundo de mi Madre
¿Por qué habría mi corazón de estar triste?

El Señor es el Rey –que los cielos proclamen
Dios reina –¡que la tierra se alegre!

 

© The Summit Lighthouse

 

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Es el centro del cosmos, el punto de integración del cosmos espiritual-material; el punto de origen de toda creación física-espiritual; el núcleo, o núcleo de fuego blanco, del Huevo Cósmico, del universo espiritual-material que incluye una aparentemente interminable cadena de galaxias, sistemas estelares, mundos conocidos y desconocidos. (La Estrella Dios, Sirio, es el foco del Gran Sol Central en nuestro sector de la galaxia.) El Sol detrás del sol es la Causa espiritual que yace tras el efecto físico que vemos como nuestro sol físico y de todas las demás estrellas o sistemas de estrellas, visibles o no visibles. Véase Sol Central.

Madre Divina, Madre Universal y Virgen Cósmica son otros tantos términos para designar la polaridad femenina de la Divinidad, la manifestación de Dios como Ma­dre. La Materia [inglés: Matter] es la polaridad femenina del Espíritu y los maestros ascendidos utilizan el término  alternadamente con Mater (latín: “madre”). En este contexto, todo el cosmos material se convierte en el vientre de la creación, hacia el cual el Espíritu proyecta las energías de la Vida. La Materia es, entonces, el vientre de la Virgen Cósmica, quien, como la otra mitad del Todo Divino, también existe en el Espíritu como polaridad espiritual de Dios.

Jesús mismo reconoció a Alfa y Omega como los más altos representantes del Dios Padre-Madre y con frecuencia se refirió a Alfa como Padre y a Omega como Madre. Quienes asumen la polaridad femenina de la conciencia después de su ascensión son maestras ascendidas. Junto con todos los seres femeninos (polarizados femeninamente) en las octavas de luz, son los focos de la llama de la Madre Divina para las evoluciones de la humanidad que se desarrollan en muchos sistemas de mundos. Sin embargo, siendo andróginos, todos los miembros de las huestes celestia­les son focos de cualquiera de los atributos masculinos o femeninos de la Divinidad a voluntad, pues ya han entrado en las esferas de la Totalidad Divina. Madre de la Llama (o Madre del Mundo). Cargo en la jerarquía que ocupan sucesivamente aquellas devotas no ascendidas designa­das por la Gran Hermandad Blanca para nutrir, o incubar, la llama de la Vida en toda la especie humana. En 1961, Clara Louise Kieninger fue nombrada primera Madre de la Llama de la Fraternidad de Guardianes de la Llama por Saint Germain. El 9 de abril de 1966, ese manto fue transferido a la mensajera Elizabeth Clare Prophet. En ese momento Clara Louise Kieninger se convirtió en la Madre de la Llama Regente. Hizo su ascensión el 25 de octubre de 1970 en Berkeley, California, y continúa ocupando ese cargo desde el estado ascendido.
Juan el Amado, o el Revelador fue el discípulo más íntimo de Jesucristo. Es el autor del libro del Apocalipsis, o la Revelación de Jesucristo, dictada por Jesús: “y la declaró enviándola por medio de su ángel”. Juan, el que mejor entendió las enseñanzas místicas del Cristo, fue de los doce apóstoles el único que ascendió al final de aquella encarnación. Bajo la tutela de José, el protector de María y Jesús, Juan y su hermano Santiago estudiaron en la comunidad de los esenios. Habiendo visto a Jesús entrar en el templo interior mien­tras adoraba en lo exterior, Juan percibió el destino del Cristo. Años después, cuando el llamado llegó, estaba listo para seguir a su Señor y Maestro. De todos los discípulos Juan fue el que más absorbió el rayo del amor. Amor que no sólo expresó por Jesús, sino también por la luz del Cristo en él y su misión, que comprendió y compartió como ninguno. Juan nos ha dicho que su amor por Jesús era tan grande que para hacer su ascensión tuvo que aprender el significado del amor impersonal.
El Gran Sol Central.

La Nueva Jerusalén; arquetipo de las ciudades etéricas de luz donde se vive hoy una era de oro en el plano etérico (en el cielo) y a la espera de descender a la manifestación física (en la tierra). San Juan el Revelador vio el descenso de la Ciudad Santa como la geometría inmaculada de lo que ha de ser y ya es en los reinos invisibles de luz: “Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la Jerusalén nueva, que descendía del cielo, de Dios.” Así que para que esta visión y esta profecía se cumplan Jesús nos enseñó a orar con la autoridad de la Palabra hablada: “¡Venga a nos tu reino en la tierra como en cielo!” Metafísicamente hablando, la Ciudad Cuadrangular es el mandala de los cuatro planos y los cuatro cuadrantes del universo de la Materia; los cuatro lados de la Gran Pirámide de la conciencia crística focalizada en las esferas de la Materia. Las doce puertas son puertas a la conciencia del Cristo que marcan las líneas y los grados de las iniciaciones que el Cristo ha preparado para sus discípulos. Las doce puertas son las puertas abiertas a las doce cualidades del Cristo Cósmico sostenidas por las doce jerarquías solares (que son emanaciones del Cristo Universal) para todos aquellos que han sido investidos del Amor ardiente y todoconsumidor del Espíritu, todos aquellos que en gracia quieran entrar “por sus puertas con reconocimiento y por sus atrios con alabanza”.

     Las almas no ascendidas pueden invocar el mandala de la Ciudad Cuadrangular para la manifestación de la conciencia crística como Arriba, así abajo. La Ciudad Cuadrangular contiene el arquetipo original de la identidad solar (inglés: soul, "alma") de los 144,000 arquetipos de los hijos e hijas de Dios, necesarios para focalizar la Totalidad Divina de Su conciencia en una dispensación dada. La luz de la ciudad se emite desde la Presencia YO SOY; la del Cordero, el Cristo Cósmico, desde el Ser Crístico. Las gemas son los 144,000 focos y frecuencias de la luz anclados en los chakras del Cristo Cósmico.

Apocalipsis 21:2; 9-27; Salmos 100:4

o del Sol. Seres cósmicos que conforman un anillo de conciencia cósmica alrededor del Gran Sol Central. Doce mandalas de millones de seres cósmicos que personifican doce facetas de la conciencia de Dios y que sostienen la matriz de esa frecuencia para todo el cosmos.

     Cada una de las doce jerarquías encarna la virtud de una línea del reloj cósmico. Se identifican con los nombres de los signos del zodiaco, ya que focalizan sus energías desde estas constelaciones. Por ejemplo, la jerarquía de Capricornio focaliza la virtud del poder divino, la de Acuario la del amor divino, y así sucesivamente.

     Cada mes recibimos la antorcha y la llama de una jerarquía del sol según el ciclo en que personalmente nos encontremos en el reloj cósmico, y nos toca sostener esa llama a través de una serie de iniciaciones bajo esa jerarquía. Véase Compendio de conceptos del reloj cósmico .

Haz de luz o de otra energía radiante. Los rayos son las emanaciones de luz de la Divinidad que, cuando se invocan en el nombre de Dios o en el nombre del Cristo, prorrumpen como una llama en el mundo del individuo. Los rayos pueden ser proyectados por la conciencia divina de seres ascendidos o no ascendidos a través de los chakras y del tercer ojo como una concentración de energía que asume numerosas cualidades divinas, como amor, verdad, sabiduría, curación, etc. Haciendo mal uso de la energía de Dios, los practicantes de magia negra proyectan rayos que tienen cualidades negativas, tales como rayos mortales, rayos de sueño, rayos hipnóticos, rayos de enfermedad, rayos psicotrónicos, el mal de ojo, etc. Véase Tabla de los ocho rayos .
Véase llama gemela. La llama gemela es el complemento masculino o femenino del Espíritu concebida a partir del mismo cuerpo de fuego blanco, el ovoide de fuego de la Presencia YO SOY.
El nombre de Dios; “Dios en mí es”.
El universo concebido como un sistema ordenado y armonioso; un sistema autoincluyente ordenado y complejo. Todo lo que existe en el tiempo y el espacio, incluyendo espectros de luz, fuerzas de los cuerpos, ciclos de los elementos –vida, inteligencia, memoria, registros y dimensiones más allá de la percepción física–, calculado matemáticamente como la evidencia de cosas aún no vistas, pero que aparecen en el cosmos del Espíritu, que coexiste con el cosmos de la Materia y lo interpenetra como una rejilla de luz. El cosmos material de nuestra Madre consta de toda la creación física/astral de universos conocidos y desconocidos. El cosmos Espiritual de nuestro Padre, que nos rodea, cubre el arquetipo interno y el movimiento de la Primera Causa y causalidad a través de la cual Su Mente Universal enmarca y cuelga mundos y los planos de los efectos (karma) en que vivimos se mantienen por un tiempo.

cósmica. La cadena universal de seres libres en Dios individualizados que cumplen con los atributos y los aspectos de la infinita Individualidad de Dios. Dentro del esquema de la jerarquía cósmica están los Logos Solares, los Elohim, los Hijos e Hijas de Dios, maestros ascendidos y maestros no ascendidos con sus círculos de chelas, seres cósmicos, las doce jerarquías solares, arcángeles y ángeles del fuego sagrado, hijos de la luz, espíritus de la naturaleza (los elementales) y llamas gemelas de la polaridad de Alfa y Omega que patrocinan sistemas planetarios y galácticos.

     Esta orden universal de la propia Auto-Expresión del Padre es el medio por el cual Dios, en el Gran Sol Central, desacelera la Presencia y el poder de Su ser/conciencia universal para que las evoluciones sucesivas en el tiempo y el espacio, de la más pequeña a la más grande, puedan llegar a conocer el milagro de Su amor. El nivel de realización espiritual/física de un individuo –medida por la autopercepción equilibrada, “oculta con el Cristo en Dios”, y que con Su amor demuestra Su Ley en el cosmos del Espíritu y la Materia– es el criterio que establece dónde está colocado el individuo en la escala de la vida llamada jerarquía.

     En el siglo III, Orígenes de Alejandría describió su concepción de una jerarquía de seres que va de los ángeles a los seres humanos, a los demonios y las bestias. El conocido erudito y teólogo de la Iglesia primitiva, que expuso la piedra angular de la doctrina de Cristo, y sobre cuyas obras los subsiguientes padres de la Iglesia, doctores y teólogos edificaron sus tradicio­nes, enseñaba que a las almas se les asignan sus respectivos cargos y deberes con base en acciones y méritos pasados, y que cada una tiene la oportunidad de subir o de bajar de rango. Muchos seres de la jerarquía celestial están nombrados en el libro del Apocalipsis. Aparte de la falsa jerarquía del Anticristo, que incluye a los ángeles expulsados, algunos de los miembros de la Gran Hermandad Blanca enlistados por Jesús son Alfa y Omega, los siete Espíritus, los ángeles de las siete iglesias, los Veinticuatro Ancianos, las cuatro bestias, los santos vestidos de blanco, los Dos Testigos, el Dios de la Tierra, la Mujer vestida del Sol y su Niño-Hombre, el arcángel Miguel y sus ángeles, el Cordero y su esposa, los ciento cuarenta y cuatro mil que llevan el nombre del Padre escrito en la frente, el ángel del Evangelio Eterno, los siete ángeles (esto es, los arcángeles de los siete rayos) parados delante de Dios, el ángel vestido de nube y con un arco iris sobre la frente, los siete truenos, El Fiel y Verdadero y sus ejércitos, y aquel que estaba sentado en el gran trono blanco. Véase Elohim.