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♦ Vajrasattva, portavoz de los Cinco Budas Dhyani

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Vajrasattva representa la síntesis de los Cinco Budas Dhyani, un grupo de budas celestiales no históricos que se visualizan durante la meditación. Hay que distinguirlos de los budas históricos, tales como el Gautama o .

Junto con Vajrasattva, los Cinco Budas Dhyani son las deidades centrales del budismo esotérico. Representan cinco aspectos diferentes de la conciencia iluminada y son guías para nuestra transformación espiritual. En el budismo tibetano los estudiantes que meditan son introducidos a la experiencia de la meditación en los Cinco Budhas Dhyani mediante el “sexto Buda Dhyani”, Vajrasattva.

La finalidad de nuestra meditación en estos seres celestiales es despertar nuestra propia naturaleza búdica en potencia y alcanzar la unión con los budas. Estos budas también nos reflejan cómo los componentes de nuestra conciencia pueden transformarse en sabiduría.

El nombre de Vajrasattva significa “Naturaleza de Diamante”, porque representa la esencia de nuestra propia naturaleza pura, diamantina. Vajrasattva es el modelo del devoto, y para volvernos como él debemos interiorizar la sabiduría de cada uno de los Budas Dhyani, ya que Vajrasattva posee la realización espiritual de los cinco.

Se invoca a Vajrasattva al inicio de muchas iniciaciones tibetanas. Los candidatos meditan en él y recitan su mantra para purificarse y prepararse para seguir progresando en el de la iluminación. Al final, el devoto llega a darse cuenta de que Vajrasattva se encuentra en el centro de su propio ser, sentado en un trono de loto en su .

El nombre de Vajrasattva no se refiere solamente a un ser divino sino también a un estado de realización espiritual. Los adeptos al budismo Vajrayana siguen el sendero de la trascendencia para poder convertirse también en un ser diamantino como Vajrasattva.

En 1993, Vajrasattva, como portavoz de los Cinco Budas Dhyani, describió de qué forma nos dan asistencia:

Nos distinguimos en ayudaros a liberar vuestro ser interno, la cámara secreta del alma que ha estado sellada para el debido al y a los deseos desmedidos. Abrimos puertas internas, y sabed que la puerta correcta es la puerta abierta a todas las demás.

Una vez que el alma tiene el valor y vosotros la instáis, la apoyáis, la dirigís y la saturáis de amor y compasión, ella abrirá esa puerta y la traspasará. Y como habéis atendido a sus necesidades, conocerá a su propio Interno" y a su propio Buda Interno.

Pueden ustedes visualizar a Vajrasattva como un buda dorado, resplandeciente como si lo iluminaran los deslumbrantes rayos del sol. Sentado en la postura de loto completa, sostiene una cetro de vajra en la mano derecha a la altura del corazón. En la mano izquierda sostiene una campana.

El vajra representa su compasión, y la campana su gran sabiduría. Compasión y sabiduría son las dos virtudes gemelas esenciales para alcanzar la autorrealización. En otro nivel, vajra y campana simbolizan la mente y el cuerpo de un buda iluminado en beatífica unión con la Realidad última.

Alrededor del corazón de Vajrasattva están escritas las letras de su bija: Hum. El bija de un buda es el sonido sagrado, la sílaba sagrada que representa su esencia. Meditamos en la esencia de buda a través de su mantra bija. Las letras H-U-M son blancas y se mueven alrededor del corazón de Vajrasattva en el sentido de las manecillas del reloj, emitiendo chispeantes rayos de luz blanca.

Vajrasattva está sentado en un trono formado por un enorme loto blanco de mil pétalos. Sonríe con su sonrisa de gran compasión, y mira hacia nosotros con tierno amor. A medida que las letras que giran alrededor de su corazón lo hacen cada vez más rápidamente, todo su cuerpo se vuelve más blanco y más brillante, hasta que parece estar todo hecho de luz. Su cuerpo se vuelve transparente. Ya no vemos su forma. Sólo vemos luz, luz, luz.

Vajrasattva explica un importante servicio espiritual que prestamos recitando los mantras de los Cinco Budas Dhyani:

Cada vez que habéis recitado nuestros mantras bija nos habéis atraído al nivel mismo de la tierra, nos habéis atraído hasta los niveles mismos del plano astral, nos habéis traído a los niveles más bajos de encarnación de todas las almas kármicamente atadas a vosotros…

Por ello seguimos el mantra. Seguimos el punto de origen de la Palabra. Seguimos a aquellos que recitan los mantras bija, las sílabas semilla a la Divina, a las Diosas, a los Budas Dhyani, a la jerarquía entera de budas.

Por eso el punto donde se entonan los mantras llama a ese punto a aquel de cuyo mantra se trata. Así nos habéis llamado con éxito a las profundidades del … por los lazos que aún tenéis con corrientes de vida que viven en esos niveles.

¡Para nosotros esto es una gran bendición! Pues a menos que la Ley dispusiera en contrario para nosotros, nosotros estamos sujetos a la ley que no nos permite descender a los planos de la tierra más allá de donde hay un lazo con alguno de nuestros discípulos…

Sabed, pues, amados, que hoy nos habéis llevado así como a nuestros s, a nuestros discípulos y a nuestros s a todos los niveles. Y por tanto nos hemos duplicado al manifestar nuestra presencia en un millón de diferentes puntos de luz en todos los niveles de evolución en el cosmos de la .

El mantra de seis sílabas de Vajrasattva es:

 

OM VAJRASATTVA HUM

¡Inúndanos con la sabiduría

de la Voluntad Diamantina de Dios!

¡Mediante tu fuego sagrado consume en mí

los venenos de la falta de Voluntad y de Identidad:

temor, duda y falta de fe en Dios, el Gran Guru!

 

Om Vajrasattva Hum

 

© Summit University Press

 

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(sánscrito: budh, “despertar”, “saber”, “percibir”). Significa “el iluminado”. Denota una función en la jerarquía espiritual de mundos que se alcanza al pasar ciertas iniciaciones del fuego sagrado, entre ellas las de los siete rayos del Espíritu Santo y las de los cinco rayos secretos, la de la elevación del rayo femenino (el fuego sagrado de la Kundalini) y la de la “maestría del siete en los siete multiplicado por diez”.

Gautama alcanzó la iluminación búdica hace 25 siglos, sendero que había proseguido durante múltiples encarnaciones anteriores y que culminó en su meditación de 49 días bajo el árbol bo; de ahí que se le llame Gautama el Buda. Ocupa el cargo de Señor del Mundo, sosteniendo, con su cuerpo causal y su llama trina, la chispa divina y la conciencia de las evoluciones de la tierra que se acercan al sendero de la cristeidad personal. Su aura de amor y sabiduría que cubre al planeta surge de su devoción incomparable a la Madre Divina. Es el jerarca de Shamballa, el retiro original de Sanat Kumara, que ahora está en el plano etérico sobre el desierto del Gobi. El 18 de abril de 1981, el amado Gautama Buda estableció su Shamballa Occidental en el Retiro Interno del Royal Teton Ranch, sobre las tierras vírgenes de América, en los confines septentrionales del parque nacional Yellowstone. Véase Señor del Mundo, Shamballa.

El Señor Maitreya, el Cristo Cósmico, también ha pasado las iniciaciones búdicas. Es el tan esperado Buda Venidero, que ha salido a la luz para enseñar a todos los que se han alejado del camino de Gran Guru Sanat Kumara, de cuyo linaje descienden tanto él como Gautama. En la historia del planeta han existido numerosos budas que han auxiliado a las evoluciones de la humanidad en los pasos y etapas del sendero del bodhisattva. En Oriente se conoce a Jesús como el buda Issa, el Salvador del Mundo por amor y sabiduría de la Divinidad. Véase bodhisattva, Señor Maitreya.

En los años sesenta, nueve corrientes de vida no ascendidas que habían pasado las iniciaciones búdicas se ofrecieron a encarnar para asistir a las evoluciones de la Tierra durante su difícil y peligrosa transición a la era de Acuario. Su servicio mundial será reconocido cuando hayan alcanzado la edad del ejemplo búdico y crístico, de los 33 a los 36 años. El 1 de enero de 1983 Gautama Buda anunció que nueve budas que habían permanecido en el nirvana durante novecientos años estaban descendiendo por el haz de luz para entrar en el corazón de nueve individuos en este planeta y, a través de su presencia electrónica, en el campo de fuerza de miles de corazones dedicados. Gautama también otorgó la dispensación de que a partir de ese momento toda oración, mantra o cántico de los devotos del Cristo y del Buda se multiplicaría por el poder del corazón de Gautama y de los nueve budas.

A fines de 1966 la Diosa de la Pureza dijo que “de la gran llama de pureza cósmica, hace dos años nacieron en la tierra nueve niños, budas del corazón del Padre… La intención era que por el poder del tres veces tres estos niños santos traerían a la humanidad la gran conciencia de la pureza divina que sostiene nuestro amado Señor Gautama. Hoy vengo a vosotros con un mensaje que debería hacer despertar vuestro corazón a la necesidad de más decretos. Desde el nacimiento de estos niños santos uno de ellos salió la pantalla de la vida porque su entorno era tan impuro y carente de la llama de la pureza que no era apropiado para que surgiera la luz de ese corazón, que murió como una flor cortada de su tallo. Y, así, ocho de estos niños santos permanecen en el cuerpo planetario.” El noveno buda volvió a nacer subsecuentemente en Madrás, India.

Padma Sambhava es reverenciado como "el Querido Guru" en todos los países aledaños a la cordillera de los Himalayas. Es el fundador del budismo tibetano y sus adeptos lo veneran como "el segundo Buda".
Su nombre significa "El Nacido del Loto". Aunque gran parte de su vida y su obra están envueltos en la leyenda, se dice que fue el estudioso más famoso de la universidad monástica de Nalanda, en la India, en el siglo VIII a.C. Era conocido por sus poderes místicos y su dominio de las ciencias ocultas, especialmente por su conocimiento y aplicación de dharani ("sentencias místicas"). También poseía un gran dominio de conocimientos del mundo, desde lenguas y artes refinadas hasta las ciencias de la tierra y la arquitectura.
La entrada estrecha y el camino angosto que conduce a la vida (Mateo 7:14). El sendero de iniciación por el cual el discípulo que va en pos de la conciencia crística supera paso a paso las limitaciones de la individualidad en el tiempo y el espacio y alcanza la reunión con la Realidad a través del ritual de la ascensión.

(sánscrito: ananda-kanda, “raíz de la beatitud”). Chakra del octavo rayo. El santuario de meditación detrás del chakra del corazón, el lugar al que se retira el alma de los portadores de luz. Es el núcleo de la vida donde el individuo se ve cara a cara con el Guru interno, el amado Santo Ser Crístico, y recibe las pruebas para el alma que preceden a la unión alquímica con ese Santo Ser Crístico: el matrimonio del alma con el Cordero.

     Cámara espiritual situada detrás del chakra del corazón y rodeada por una gran luz y protección. Es el punto de conexión del cordón de luz que desciende desde la Presencia YO SOY para sostener el latido del corazón físico, dando vida, propósito e integración cósmica. Es el lugar especial donde se comulga con el Santo Ser Crístico y se aviva el fuego de la llama trinaVéase matrimonio alquímico, Tabla de los chakras , Decretos de Corazón, Cabeza y Mano .

Dios es un Espíritu y el alma es el potencial vivo de Dios. La petición de libre albedrío que el alma hizo  y su consiguiente separación de Dios tuvieron como consecuencia el descenso de este potencial al estado carnal inferior. Sembrada en deshonor, el alma está destinada a elevarse con honores a la plenitud de ese estado divino que es el Espíritu único de toda Vida. El alma puede perderse; el Espíritu no puede morir.

     El alma permanece como un potencial que ha caído a niveles más bajos de vibración y de conciencia, y debe ser imbuida de la realidad del Espíritu, purificada por medio de la oración y la súplica y devuelta a la gloria de la cual descendió y a la unidad del Todo. Esta reunión del alma con el Espíritu es el matrimonio alquímico, que determina el destino del ser y lo convierte en uno con la Verdad inmortal. Cumplido este ritual, el Ser superior se corona Señor de la Vida y se descubre que el potencial de Dios realizado en el hombre es el Todo-en-todo.

(sánscrito: “acto, acción, obra”). El karma es energía/conciencia en acción; la ley de causa y efecto y retribución. Llamada también ley del círculo, que decreta que cualquier cosa que hagamos completará un círculo y regresará a nuestra puerta para resolución. Pablo dijo: “Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Newton observó: “Para toda acción hay una reacción igual y opuesta.” La ley del karma requiere que el alma reencarne hasta que todos los ciclos kármicos se hayan saldado. Así, de una vida a la siguiente el hombre determina su destino por sus acciones, incluyendo sus pensamientos, sentimientos, palabras y obras. Saint Germain enseña el sendero acelerado de la transmutación del karma con la llama violeta del Espíritu Santo y trascendiendo las rondas de renacimiento a través del sendero de la cristeidad individual que conduce a la ascensión demostrada por Jesús.

Gálatas 6:7

(griego: Christos, “ungido”). Mesías (hebreo y arameo: “ungido”); “el Ungido”, aquel que es investido e infundido o ungido de la luz (el Hijo) de Dios. La Palabra, el Logos, la Segunda Persona de la Trinidad: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad… Aquél era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene al mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él y el mundo no le conoció.” En la Trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Shiva, el término “Cristo” corresponde a la encarnación de Vishnu, el Preservador; avatara, hombre Dios, el que despeja la oscuridad, guru.

     El Cristo Universal es el mediador entre los planos del Espíritu y los planos de la Materia; personificado como el Santo Ser Crístico, es el mediador entre el Espíritu de Dios y el alma del hombre. El Cristo Universal sostiene el nexo (el flujo en forma de ocho) de la conciencia a través del cual las energías del Padre (Espíritu) pasan a sus hijos para la cristalización (inglés: Christ-realization: realización crística) de la Llama de Dios por el esfuerzo de su alma en el vientre cósmico (la matriz) de la Madre (Materia). A este proceso se le llama materialización (inglés: Mater-realization: realización en la Materia), “El Descenso”. El proceso por el cual las energías de la Madre aglutinadas en el alma pasan a través del nexo de la conciencia crística hacia el Padre es la aceleración llamada espiritualización (inglés: Spirit-realization: realización en el Espíritu), “El Ascenso”. Otro nombre que se le da al proceso mediante el cual la energía del alma regresa de la Materia al Espíritu es sublimación (inglés: sublimation: sublime action: acción sublime) o transmutación. Siendo ya una con el Hijo, el alma experimenta la consumación de este proceso como la ascensión, la unión con el Espíritu de la Presencia YO SOY, el Padre. La ascensión es el cumplimiento en el cielo de la promesa de Jesús en la tierra: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros… El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.”

     La fusión de las energías de la polaridad positiva y negativa de la Divinidad en la creación ocurre a través del Cristo Universal, el Logos sin el cual “nada de lo que es fue hecho”. El flujo de luz del macrocosmos hacia el microcosmos, del Espíritu (la Presencia YO SOY) al alma y de regreso siguiendo la espiral en forma de ocho, se cumple a través de este bendito Mediador que es Cristo, el SEÑOR, la verdadera encarnación del YO SOY EL QUE YO SOY. Ya que Jesús es esa Palabra encarnada, puede decir: “El YO SOY es [el YO SOY en mí es] la Puerta Abierta [al cielo y a la tierra] que ningún hombre puede cerrar”, y “Todo el Poder me es dado [a través del YO SOY en mí] en el cielo y en la tierra”, y también “He aquí, YO SOY [el YO SOY en mí está] vivo por siempre –como Arriba, así abajo– y tiene las llaves del reino de los cielos y las llaves de la muerte y el infierno, y a quienquiera que el Padre quiera yo se las doy, y son dadas en su nombre”. Esto que aún hoy afirma el maestro ascendido Jesucristo también lo afirma para nosotros nuestro Santo Ser Crístico. Así, el Cristo Universal del Hijo único y de los muchos efectivamente mediatiza la Presencia del YO SOY hacia nosotros a través de nuestro propio y amado Santo Ser Crístico. Ésta es la verdadera comunión con el Cristo Cósmico cuyo Cuerpo (Conciencia) fue “partido”, compartido, individualizado para cada hijo del corazón del Padre. Los Hijos de Dios son depositarios de la Máxima Luz para los que aún son criaturitas en Cristo.

     El término “Cristo” o “ungido del Cristo” también denota un cargo en la jerarquía que ocupan los que han alcanzado la automaestría en los siete rayos y los siete chakras del Espíritu Santo. La maestría crística incluye equilibrar la llama trina (los atributos divinos de poder, sabiduría y amor) para la armonización de la conciencia y la implementación de la maestría de los siete rayos en los chakras y en los cuatro cuerpos inferiores mediante la Llama de la Madre (la kundalini elevada). En la hora designada para la ascensión, el alma así ungida eleva la espiral de la llama trina desde abajo de los pies, pasando por toda la forma, para la transmutación de todo átomo y célula de su ser, conciencia y mundo. La saturación y la aceleración de los cuatro cuerpos inferiores y el alma mediante esta luz transfiguradora de la llama crística ocurre en parte durante la iniciación de la transfiguración, se incrementa con la resurrección y adquiere plena intensidad durante el ritual de la ascensión.

     El Ser Crístico individual, el Cristo personal, es el iniciador de toda alma viviente. Cuando el individuo pasa estas diversas iniciaciones en el sendero de la cristeidad, incluyendo “dar muerte al morador del umbral”, se gana el derecho a que se le llame ungido del Cristo así como hijo o hija de Dios. Hay quienes, en eras pasadas, se ganaron semejante título y comprometieron esa culminación o no lograron manifestarla en encarnaciones subsiguientes. En esta era el Logos los requiere para que manifiesten su maestría divina interna y la perfeccionen en el plano físico mientras están en encarnación física. Por lo tanto, para asistir a los hijos e hijas de Dios en hacer que su manifestación sea conmensurable con su luz interior, los maestros de la Gran Hermandad Blanca han dado sus enseñanzas a través de los maestros ascendidos y de sus mensajeros en este siglo [XX]. Y Saint Germain fundó la Fraternidad de Guardianes de la Llama, a través de la cual envía lecciones mensuales graduadas a los miembros de esta orden, dedicada a guardar la llama de la Vida en todo el mundo. Antes de pasar con éxito las iniciaciones del discipulado, se hace referencia al individuo como hijito de Dios, en contraste con el término “Hijo de Dios”, que denota la plena cristeidad, en la cual el alma, en y como Hijo del hombre, se ha fundido en el Hijo de Dios siguiendo el ejemplo de Jesucristo.

     Con la expansión de la conciencia crística, el ungido del Cristo avanza para alcanzar la realización de la conciencia crística en el nivel planetario y es capaz de sostener el equilibrio de la llama crística para las evoluciones del planeta. Cuando logra esto, asiste a los miembros de la jerarquía celestial que prestan su servicio en el cargo de Instructores del Mundo y al Cristo planetario. Véase Gráfica de tu Ser Divino, Jesús.

Juan 1:1-4; 14:20, 23. Cf. Apocalipsis 3:8; Mateo 28:18; Apocalipsis 1:18

Fórmula mística o invocación; palabra o combinación de palabras que se consideran sagradas, a menudo en sánscrito, que se recita o canta con el fin de intensificar la acción del Espíritu de Dios en el hombre; forma de oración que consiste en una palabra o grupo de palabras que se canta una y otra vez para atraer un aspecto particular de la Deidad o de un ser que materializa ese aspecto de la Deidad. Según la tradición hindú, los sabios que recibieron los mantras por inspiración divina eran capaces de escuchar los tonos fundamentales del universo. Véase decreto.

     [Definición del hinduismo: “mantra significa ‘instrumento para pensar’, es una herramienta utilizada para transformar la mente. En la práctica, un mantra es un sonido, palabra o frase sagrados que se pueden recitar en voz alta, en voz baja o mentalmente. Aunque se expresa físicamente como sonido, la verdadera esencia de un mantra es la vibración insonora de la energía divina integrada en él. Un mantra trabaja con una mente enfocada y llevando la atención hacia el interior; progresivamente conducirá a niveles de conciencia más elevados y más sutiles.”]

Madre Divina, Madre Universal y Virgen Cósmica son otros tantos términos para designar la polaridad femenina de la Divinidad, la manifestación de Dios como Ma­dre. La Materia [inglés: Matter] es la polaridad femenina del Espíritu y los maestros ascendidos utilizan el término  alternadamente con Mater (latín: “madre”). En este contexto, todo el cosmos material se convierte en el vientre de la creación, hacia el cual el Espíritu proyecta las energías de la Vida. La Materia es, entonces, el vientre de la Virgen Cósmica, quien, como la otra mitad del Todo Divino, también existe en el Espíritu como polaridad espiritual de Dios.

Jesús mismo reconoció a Alfa y Omega como los más altos representantes del Dios Padre-Madre y con frecuencia se refirió a Alfa como Padre y a Omega como Madre. Quienes asumen la polaridad femenina de la conciencia después de su ascensión son maestras ascendidas. Junto con todos los seres femeninos (polarizados femeninamente) en las octavas de luz, son los focos de la llama de la Madre Divina para las evoluciones de la humanidad que se desarrollan en muchos sistemas de mundos. Sin embargo, siendo andróginos, todos los miembros de las huestes celestia­les son focos de cualquiera de los atributos masculinos o femeninos de la Divinidad a voluntad, pues ya han entrado en las esferas de la Totalidad Divina. Madre de la Llama (o Madre del Mundo). Cargo en la jerarquía que ocupan sucesivamente aquellas devotas no ascendidas designa­das por la Gran Hermandad Blanca para nutrir, o incubar, la llama de la Vida en toda la especie humana. En 1961, Clara Louise Kieninger fue nombrada primera Madre de la Llama de la Fraternidad de Guardianes de la Llama por Saint Germain. El 9 de abril de 1966, ese manto fue transferido a la mensajera Elizabeth Clare Prophet. En ese momento Clara Louise Kieninger se convirtió en la Madre de la Llama Regente. Hizo su ascensión el 25 de octubre de 1970 en Berkeley, California, y continúa ocupando ese cargo desde el estado ascendido.
Frecuencia del tiempo y el espacio más allá del plano físico pero por debajo del mental, correspondiente al cuerpo emocional del hombre y al inconsciente colectivo de la raza; el depósito de los patrones de pensamiento y sentimiento colectivos, conscientes e inconscientes, de la humanidad. El propósito original de esta banda o frecuencia es que amplificara los pensamientos y sentimientos puros de Dios en el hombre. En vez de ello, ha sido contaminada con los registros impuros (vibraciones) de la memoria de la raza, multiplicados al infinito por una evolución atrapada en los embates de las contracorrientes y los ciclos repetitivos de su propia negatividad. A esto se debe que el término “astral” se emplee a menudo en un contexto negativo para referirse a lo impuro o psíquico.

(sánscrito: “ser de bodhi o iluminación”). Un ser destinado a la iluminación, o cuya energía y poder están dirigidos a la iluminación. Un bodhisattva está destinado a convertirse en un buda pero ha pospuesto la bendición del nirvana por su voto de salvar a todos los hijos de Dios en la Tierra. Un maestro ascendido o un maestro no ascendido pueden ser bodhisattvas. En la escuela del budismo Mahayana, convertirse en bodhisattva es la meta del sendero de iniciación.

     El sendero del bodhisattva se divide generalmente en diez etapas, llamadas bhumis. El bodhisattva se esfuerza para progresar de una etapa a la siguiente hasta que obtiene la iluminación.

(hindi: cela, del sánscrito: ceta, “esclavo”, esto es, “sirviente”). En la India, discípulo de un maestro religioso o guru. Término utilizado generalmente para hacer referencia a un estudiante de los maestros ascendidos y sus enseñanzas. Específicamente, estudiante disciplinado y devoto más allá de lo ordinario, iniciado por un maestro ascendido y que sirve a la causa de la Gran Hermandad Blanca. Véase discipulado.

(latín: mater, “madre”). La polaridad femenina (negativa) de la Divinidad, cuya polaridad masculina (positiva) es el Espíritu. La Materia actúa como un cáliz para el reino de Dios y es el lugar de morada de almas en evolución que se identifican con su Señor, el Santo Ser Crístico. La Materia se distingue de la materia, la sustancia de la tierra, terrena, de los reinos de maya, que bloquea en vez de irradiar la luz divina y el Espíritu del YO SOY EL QUE YO SOY.

La materia es la materialización de la Llama de Dios, el medio por el cual el Espíritu adquiere, “físicamente”, cuádruple dimensión y forma a través de la polaridad femenina, o negativa, de la Divinidad. Los maestros ascendidos usan Mater o Matter indistintamente para describir los planos de la existencia que comprenden y se amoldan al cáliz universal, o matriz, para el descenso de la luz de Dios que se percibe como Madre. A través de este aspecto de sí mismo como Madre es como el Espíritu de Dios, el Padre, desarrolla en sus hijos la conciencia del Cristo, el unigénito de Dios, como percepción de sí mismos en el Cristo en desenvolvimiento a través de la llama trinala chispa divina y sello de autenticidad de los coherederos que serán. El alma que desciende de los planos del Espíritu mora en el tiempo y el espacio en la Materia para su evolución espiritual/física, que requiere automaestría en las energías de Dios con el recto ejercicio del libre albedrío. Los cuatro cuerpos inferiores del hombre, de un planeta o de sistemas de mundos —los cuatro planos, cuadrantes y fuerzas cósmicas— ocupan y constituyen las frecuencias de la Materia. Véase Madre, Espíritu.