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♦ La Madre del Gran Peregrino

Poco sabe la historia acerca de la Madre del Gran Peregrino, tan excepcional como su Hijo. La Madre procedía de una gran familia y era la encarnación del refinamiento y la nobleza de espíritu. Ella fue quien puso los cimientos para Sus primeros elevados ideales y le cantaba una canción de cuna en la que le relataba Su milagroso futuro. Tuvo gran cuidado de salvaguardar a su Hijo, y fue fuente de fortaleza para Sus grandes logros. Hablaba varias lenguas y eso facilitó el sendero al Hijo. No se opuso a Sus prolongados peregrinajes, y reunía cuanto era necesario para facilitarle los viajes. Daba su justo valor a las gentes sencillas y sabía que ellas guardarían los tesoros de Su enseñanza. Reconoció la grandeza de la Culminación y por eso pudo alentar a aquellos de diferente carácter a los que la duda y el rechazo debilitaron. Estaba preparada para experimentar los mismos logros que su Hijo, y Él le confió su decisión, confirmada por los Maestros. Fue la Madre que comprendía el misterio de Su deambular. Para que la verdad fundamental acerca de la vida de la Madre nos quede clara es necesario entender las condiciones locales de aquella época. Sin embargo, la guió su visión del futuro y fue capaz de alzarse por encima de las costumbres de su país.

El Morya, Lo supramundano – La vida interior, enseñanzas del Agni Yoga, 1938.

 

 

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